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Que cada estación del año invita a disfrutarla con un sabor distinto no es ningún secreto. Y menos aún que los vinos de otoño son los compañeros ideales de una época en la que los días se acortan, las temperaturas bajan y los paisajes se tiñen de tonos amarillos, ocres, tierra… En unos meses que invitan a las sobremesas largas seducen los tintos robustos con cuerpo pero también los blancos con carácter, más estructurados y menos ácidos.
Ya sea un vino blanco Verdejo, un Oporto o unos vinos tempranillo son muchas las opciones de vinos de otoño capaces de seducir a un paladar que busca matices más complejos, aromas a madera, frutas maduras… No se trata solo de cambiar el color de la copa, sino de maridar estación y paladar en una fusión perfecta, ¿te apuntas?
Tinto tempranillo y Cabernet Sauvignon, vinos de otoño imprescindibles
La bajada de los mercurios es sinónimo de cambio de armario, pero también de renovación del botellero. El cuerpo pide vinos más intensos y envolventes. Tal vez por eso uno de los vinos de otoño por excelencia sea un tinto robusto, capaz de acompañar platos contundentes a los que realce el sabor. En ese maridaje encajan a la perfección propuestas como los vinos tempranillo -jóvenes y afrutados o de crianza más prolongada-, pero también otras etiquetas de vino blanco capaces de proporcionar un equilibrio perfecto a cualquier combinación. Frente a sus populares tintos, ideales para acompañar recetas de caza o con salsas especiadas, los vinos blancos Cabernet Sauvignon, por ejemplo, sorprenden por su frescura y su toque herbáceo, que hace de ellos una opción más que interesante para quienes quieren explorar algo diferente.
El encanto de los blancos con cuerpo: Chardonnay y Verdejo
Pero si hablamos de vinos de otoño con carácter propio más allá de las variedades tintas, los blancos con volumen y personalidad no pueden faltar. Un vino blanco con paso por barrica puede aportar esa textura cremosa y aromas de vainilla y mantequilla que maridan de maravilla con setas, pescados grasos o risottos. Dentro de esta categoría los vinos blancos Chardonnay son una apuesta segura, aunque si buscas opciones con más cuerpo y complejidad, también debes mantener en tu radar el vino blanco Verdejo todo un clásico originario de la región de Rueda cuyas variedades blancas están consideradas unas de las más nobles del país.

Un final dulce: el Oporto y los placeres del postre
Para quienes piensen que el maridaje con un vino de otoño acaba con la carne o el pescado, tenemos algo que decir: el momento del postre es perfecto para descubrir pequeños placeres como una copa de Oporto. Este clásico portugués es perfecto para poner el broche de oro a un menú otoñal, no en vano, su equilibrio entre dulzura y complejidad acompaña a las mil maravillas tanto postres de chocolate como tartas de frutos secos o quesos azules.
Sea como fuere, lo cierto es que la recta final del año invita a redescubrir los vinos de otoño desde una perspectiva más pausada, más sensorial y es que cada copa cuenta una historia distinta. ¿Listo para descubrirlas?
